sábado, 20 de julio de 2013

El robo de la felicidad.

Ella lo guarda como un pirata guarda un tesoro, como una ostra una perla, como un animal a su cría. Como oro en paño. Ella no va a dejar que nadie toque lo que guarda dentro de sí por nada del mundo. Lo que se va formando es lo que se convertirá en lo más bonito de su vida.  Mientras va creciendo esa bola del mundo, camina descalza por la playa a buscar el contacto con el ser que habita en ella. Va con cuidado, pues prefiere caerse de espalda y quedarse sin espalda, que caer de frente y quedarse sin lo que para ella significa su vida y su perdición.

Escucha como la mar va trayendo las olas a sus pies, así como en nueve meses, la felicidad llegará a su casa. Han pasado 3 meses y aún le resulta una sensación mágica darle de beber sin vaso de por medio. Han pasado 3 meses ya y aún no se puede creer que haya un ser en su vientre y que sea su hija.

No hay nada en el mundo que una mujer cambie por parir a otra mujer. Ella se encuentra algo mareada, pues con 6 meses en su barriga, su niña ha crecido ya un poco más. Va a ser una niña sana. La madre no puede estar más contenta. El que aportó el cariño para traer a la niña al mundo no hace más que sufrir cada vez que la ve dolerse. Ella lo intenta calmar diciéndole que le da igual el dolor, el sufrimiento o el llanto, nada le importa, ya que en 3 meses por fin tendrá a su esperada hija.

Llegó una noche de esas que sabes que es especial. Era luna llena. Los lobos aullaban como si no hubiera mañana, y es que no era luna llena por casualidad. Hoy era el día. Hoy nacerá su retoño.

Fue en la misma playa, su sitio preferido, paseando con su marido donde la arena se mojó. Y no era el por el agua de la playa ni porque estuviera lloviendo. La niña se adelantaba al reloj. Fueron con una mezcla de preocupación, nervios y felicidad al hospital y allí, tras mucho sudor, dolor, gritos, lágrimas y desesperaciones, nació una niña preciosa. La más guapa de todas. La madre no tenía cuerpo que ocupara la felicidad que la poseía. El padre no podía hacer nada más que llorar. Y no soltaba la mano de su mujer por nada del mundo.

La felicidad se apoderó de aquella habitación de hospital, al contrario que en la habitación de al lado, que se encontraba una mujer desesperada por ser estéril y no poder tener hijos, pero, como si de un cambio de carteles se tratase, la habitación donde acababa de nacer una niña preciosa y a la vez, había nacido la felicidad, se convirtió en la habitación de la amargura y las lágrimas de sangre. En cambio la de al lado, que tan triste estaba, de pronto fue coronada de alegría por siempre. ¿A qué se debe todo esto? Pues a que, como siempre, el dinero lo puede todo.

El dinero no da la felicidad, dicen algunos. Otros genios dicen que si no la da, la compra. Y me quedo con ésto último. El dinero es capaz de comprar personas, mujeres, sentimientos.... Pero lo que más me duele es que pueda comprar niños y niñas y condenar a sus verdaderos padres a un eterno dolor debido a una mentira.

¿Cómo se puede ser tan mezquino y llamarse monja? ¿Madre? ¿Sor? Madre tan solo es una, la que pare a su hija, no usted, que se la arrebata y le cuenta la milonga de que ha muerto por accidente y se la da a quien le ha pagado. Qué triste sería ser como tú. Qué persona más mezquina la que hace este tipo de cosas. Y después querrá descansar con dios, váyase al infierno que allí es su sitio.

La madre y el padre tras esto se fueron llorando. Puede que uno de los dos se suicidara. Puede que no aguantara la penuria más tiempo. Lo que sí es seguro, es que no hay derecho a que te roben a tu hijo/a, porque es tuyo y solo tuyo.

Va por todos esos bebés robados por una maldita monja. Deseo que encontréis a vuestro padre y a vuestra madre y darles ese abrazo. Ése que nunca le disteis.


domingo, 14 de julio de 2013

Su verdad, la mayor de las mentiras.

Pretenden que en los tiempos que corren me crea que una cosa tan absurda como que una paloma dejó embarazada a una mujer "virgen" y tuvieron un hijo que fue nuestro salvador. A mí me parió mi madre, no tú, no voy a "amarte sobre todas las cosas", porque no tengo más mandamiento que amar a mi familia y a mi región por encima de todo. Y lo que queda de amor, para mí, que me lo merezco más que un libro lleno de mentiras como la biblia.

Un padre no manda a un hijo a la tierra sabiendo que lo iban a matar, una madre no deja que nadie mate a su hijo. Una madre da la vida porque nazca y un padre la vuelve a dar porque sobreviva.

Si ese tal Jesús fuese capaz de multiplicar los panes y los peces, si tuviese esa habilidad tan magnífica y tuviera el corazón tan noble que dicen tener, lo haría con el pueblo africano. Pero en vez de multiplicarlo, traerlo, porque ellos no tienen nada, por lo tanto no pueden multiplicar. Pero claro, como no existe, difícilmente va a conseguirlo.

Parece ser que lo de convertir el agua en vino sí es real, lo que pasa es que había mucha agua cuando la convirtieron, porque el que se paró a escribir la biblia o se aburría mucho, o estaba bastante borracho. Igual que los curas que nos dejaron, que son los descendientes de Dios en la tierra. Pues son igual de inútiles, lo que pasa es que éstos sí existen, se dedican a darnos sermones prohibiéndonos los métodos anticonceptivos porque es pecado usarlos. Claro, es pecado usarlos, pero si violan niños de primera comunión sin preservativos no pasa nada, ¿no? Muy lógica ésta religión, sí señor.

No pretendan que me crea que hace 2000 años vino el mayor comunista que sembró la religión a dar un mensaje de alegría y libertad y de que el salvador había llegado, porque estamos prácticamente igual que hace 2000 años. Pero eso sí, las iglesias para predicar sus falsas palabras, ahí están, llenas de lujo por cada rincón. No pretendan que me crea que alguien puede ser tan mezquino de prometer el reino de los cielos y que vivamos en un infierno. Con familias enteras en la calle no pienso creerme que hay alguien ahí arriba que dice ser nuestro salvador. Y no me digan eso de que "el que lo necesite que lo busque", porque no hace falta ni decirlo. No hace falta ni decir que hay quien vive del aire mientras le reza a eso mismo, al aire, porque no hay nadie ahí arriba.

No me digan que dios existe(sí, dios en minúscula) porque de ser así, es el ser más despreciable que conozco. Aquí no manda dios, aquí manda el diablo, que viste de traje y chaqueta y se manda mensajes al móvil con un delincuente que está en la cárcel.

sábado, 6 de julio de 2013

Un árbol es un hombre.

Era una noche de esas de Invierno. De esas en las que la música es el silencio y el silencio es la música. Una noche en la que el viento peinaba con celos las últimas hojas que quedaban de los árboles.

En la boca del bosque, justo en medio de él, se encontraba un árbol. Pero no un árbol cualquiera. Éste era un árbol enorme, aunque muy desgastado ya. Era el árbol más viejo del bosque, pero no por ello el menos hermoso. Era la fuente de sabiduría del bosque, el que daba lecciones sobre la vida en el bosque a los demás árboles, el que se las sabía todas, y sino, se las inventaba.

Los árboles jóvenes no lo respetaban, se reían de él por sus años y por las pocas fuerzas que le quedaban. El árbol se entristecía al ver que la nueva generación era totalmente diferente a la suya, ya que eran muy irrespetuosos con él. Solo lo querían cuando necesitaban hojas para llevar su copa más bella, y él, aún sabiendo que no lo respetaban, se las arrancaba como podía, con todo su esfuerzo y se las daba.

Un día indeseado llegaron unos individuos armados con hachas, ya que pensaron que era la hora de que el árbol se marchara del bosque, los demás árboles hicieron lo que podían, pero estos individuos no tenían piedad, y llegaron al centro del bosque, donde se encontraba el árbol más grande de todo el bosque. Mantuvieron una lucha encarnizada, en la que hachazo tras hachazo iban destruyendo los recuerdos del árbol, su sabiduría, tantos años no le habían servido para nada. Poco a poco lo fueron derribando, y cuando al fin lo consiguieron, llevaron sus restos a un descampado, donde lo quemaron e hicieron leña de él.